Hay algo que he podido constatar en mis muchos viajes y es que no hay especie de criaturas pensantes y conscientes de si mismas que pueda escapar a la gran tristeza o tristeza gris como la llaman algunos.

La primera vez que puede mirar a la cara a la gran tristeza fue cuando me encontré con un anciano triste. Aquel anciano estaba tan triste que no podía dejar de llorar, lloraba tanto y tan seguido que, teniendo en cuenta que el cuerpo humano es agua en un 70%, la vida se le iba, literalmente, por los ojos. Sólo dejaba de llorar para beber agua y compensar así, en la medida de lo posible, la vital pérdida.

Es difícil definir lo que es la gran tristeza, es una enfermedad, eso seguro, aunque aún está por aclarar si es en algún modo contagiosa. En esto los sabios no se ponen de acuerdo pero parece que la mayoría se inclina por que si lo es aunque nadie se ha atrevido a especular acerca del mecanismo concreto. El principal rasgo de la enfermedad es que, sin que se conozca el motivo, los afectados van perdiendo poco a poco el color de los ojos hasta que estos se vuelven grises, de ahí el nombre que algunos dan a la plaga, lo que provoca que estos individuos dejen de ver el mundo en color con todo lo que ello implica. Debe ser una cosa horrible verlo todo gris.

Un entristecido se consume poco a poco, pierde la capacidad de sonreir o alegrarse y no puede sentir nada más que vacío. Nadie sabe lo que es sentir vacío hasta que sufre la enfermedad. Yo desde luego espero no saberlo nunca y aunque hay muchos testimonios de entristecidos que se han esforzado por expresar y hacernos entender a los demás qué es sentir vacío, lo cierto es que nadie que no esté infectado lo comprende del todo.

Pese a que la gran tristeza es algo horrible hay que decir que tiene cura. Después de muchos años de investigación, un sabio llegó a la conclusión de que un entristecido es una persona que se ha perdido dentro de si mismo. Este concepto es algo complejo de explicar pero resumiendo podríamos decir que lo único que hay que hacer es lograr que el entristecido se encuentre a si mismo en su interior cosa que, como es obvio, solo puede hacer él mismo ya que si empezamos a introducir a más personas dentro de un ser que se ha extraviado dentro de su propio ser los resultados pueden ser peores que la propia enfermedad, podría asustarse y perderse definitivamente o hacer que los demás se pierdan también convirtiéndose su cuerpo en una covención de entristecidos.